lunes, 11 de febrero de 2013

Bañera y velas





El mejor vino no es necesariamente el más caro, sino el que se comparte,  y sentados en aquel restarurante con luces entreveladas y la música de fondo, ellos ya sabian todo el uno del otro, aunque creyeran que no, todo estaba ya contado, se olian el uno al otro y esa ráfaga tan deliciosa les hacia encantarse aún mas, pero eso si que no lo sabian, el único problema que tenían era el miedo, era la única distancia entre ellos, pero en realidad no habia mas, no sabian si podrían lograr superarlo y eso les tenia inquietos desde hacia ya algún tiempo, disfrutaban de cada segundo pero no habia una serenidad plena, una verdadera lástima porque todo era realmente perfecto, la cena habia sido deliciosa, saboreada y a los dos les encataba comer, degustar manjares y como dicen los sabios, sabiendo comer pichón con reyes y gachas con el pastor, disfrutaban de  aquel caño grande que llenaban una bañera mientras adornaban las cuatro esquinas con velas y perfumaban el agua con aceite de higo todo a oscuras, solo aquella penumbra y el  uno frente al otro se miraban a los ojos, podian pasarse hasta dos horas mirandose, ella en sus ojos verdes y el en esos avellana que ella tenia, las dos de la madrugada y el mundo se habia parado, solo sonaban sus voces y el agua que iba y venia de un lado al otro  como meciendoles antes de acostarse en una cama con sabanas blancas y edredon de igual color, en aquella habitación abuhardillada que era para quererse y eso se recordaria toda la vida, aunque no lo quisieran esas cosas no se olvidan.

2 comentarios:

  1. Cuando te sabes el uno al otro, el olerse es lo fundamental. Es más primitivo y más intuitivo. Mientras esa química te guste y te excite, las palabras sobran. Buscaré el aceite de higo querida Nusca...

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  2. Busca cualquier aceite para el baño en la tienda Rituals, son algo maravilloso. Besos, muchos besos

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